El cartón que ayer protegía un televisor o las botellas plásticas que guardaban bebidas en una fiesta no siempre tienen que terminar en la basura. En Chile, cada vez son más los casos en que esos materiales se transforman en nuevas oportunidades.
En POCA Reciclajes lo vemos todos los días: empresas que entregan sus residuos sólidos no peligrosos y que luego vuelven a encontrarse con esos mismos materiales, pero convertidos en algo distinto. El cartón compactado, por ejemplo, puede regresar al mercado en forma de cajas nuevas; el plástico triturado se convierte en envases, piezas para la industria o incluso en mobiliario urbano; y los metales recuperados vuelven a la construcción o la manufactura.
Esto es la economía circular en acción: un sistema donde nada se desperdicia y todo puede tener una segunda vida. A diferencia del modelo tradicional —producir, usar y botar—, aquí se apuesta por un ciclo que reduce costos, alarga la vida útil de los recursos y disminuye el impacto ambiental.
En Chile ya hay empresas que están apostando fuerte por este camino. Algunas fábricas utilizan plástico reciclado en sus envases; otras reemplazan insumos importados con materiales locales recuperados. Incluso los vidrios, cuando son correctamente gestionados, pueden regresar a la cadena productiva como botellas nuevas, listas para volver a circular.
La pregunta ya no es si podemos reciclar, sino cuánto valor estamos dejando pasar cuando no lo hacemos. Y ahí es donde el rol de las empresas es clave: decidir si sus residuos serán basura o materia prima.
En POCA creemos que cada caja, cada botella y cada lámina de metal guardan una nueva oportunidad de negocio y de futuro. Porque reciclar no solo es cumplir con una ley: es abrir la puerta a una economía más limpia, eficiente y responsable con el país.
